29- ROBERT KALINA

"¡Si ya no te queda otra redímete culpando a Robert Kalina, desgraciado! Pero recuerda que la culpa no es de quien inventó la pistola sino de quien dispara". Creo que fue lo último que dijiste mientras te dirigías a sentenciar de un portazo 2 años y miles de lágrimas sin apenas tornar la mirada. Acto seguido, aún aturdido por el estruendo de la puerta o por el bigote de zarpa que subía a congelarme el cerebro, logré entender que aquel dichoso hijo de puta debía de ser el único causante de todos mis males. ¿Siendo tan listo, cómo no lo vi antes? Maldije mi suerte dejando que la tarjeta dibujará una diagonal en un disco llamado ‘nostalgia, ULTRA’. Irónico el título cuanto menos lo es... Deduje entre sonrisas que se interrumpieron cuando deslicé el dedo con los restos del polvo a mi colmillo. Esta puta encima se ríe de mi sino, dejándome regalitos como este. Tuve que incorporarme de un salto porque los nervios me abatían. Lo tengo claro, maldita puta, lo sabias... Sabías desde un principio que el hijo de puta ese de Robert Kalina ha hecho que nos separemos. Que el jodido bastardo ese es el culpable de que te conociera en aquel bar de lo viejo con nombre de jazz. Aunque tenía un vago recuerdo de que fuera Curtis Mayfield quien rompió el hielo entre nosotros, pero debió de ser el cabrón de Robert Kalina. Ahora veo claro que también tuvo que ver cuando nos dimos el primer beso en la esquina de tu calle y de cuando me decías que no podrías encontrar a nadie como yo ni en 100 vidas. Puede que también fuera el responsable indirecto de cuando me fijé en la vecina de abajo. Él fue quien me hizo mentirte tras los diversos deslices con la vecina... ¿Pero, cómo cojones podía buscar yo al cabrón de Robert Kalina? Si ni siquiera lograba reconocer a través del espejo al cadáver que sangraba por los poros nasales. El paraje era digno de aquella peli del negrata de Nueva York, donde Monty descubre que toda la gente que conoce, incluyendo sus amigos de la infancia, le han tendido una trampa para encerrarle. Te entiendo Monty, siento lo que te pasó. Yo tan solo tengo que matar al bastardo de Robert Kalina para que ella vuelva. Me giré y volví a sentarme en el sofá, al comprender la levedad de la solución. Te encontrare Robert, mañana me enteraré de quién eres. Me convencí mientras enrollaba con cuidado el billete de 20 euros...

Posdata: Esta noche te quiero Robert Kalina. Vivo o muerto.