12- DONOSTI VICE

Hace poco estaba tomándome un Belvedere con zumo de plátano en el Etxekalte, cuando se me acercó una chica muy borracha y me preguntó, mientras tocaba el bíceps de mi brazo derecho, a ver si estaba satisfecho con mi vida. Le contesté que nunca me había puesto a reflexionar sobre ello y que, por lo tanto, no podía responderle nada. La chica me miró con una cara de decepción parecida a la de un padre a un hijo, momentos después de enterarse que no es suyo. Tras unos segundos, se pegó a mí y, como si me estuviese revelando secretos de estado, me susurro al oído: “Cuidado con los vicios”. Después, tras repetirme unas cinco veces que no tenía ni facebook, ni twitter, me dijo que se iba un momento al baño. No la volví a ver. Esa frase me dio bastante que pensar. Durante mucho tiempo, desde que tengo memoria más o menos, lo único que he disfrutado en esta vida son los momentos de ocio. Y todo el mundo sabe que, con la edad, el ocio se transforma en el más absoluto vicio. La gente que se quedó (o nos quedamos) sin expectativas y sin ilusión en esta vida, malvive entre semana con la única esperanza de que la farra del fin de semana les renueve (mentalmente), para así poder aguantar hasta la siguiente. Salir, beber, fumar, tomar, sexear, apostar, engañar, etc. Estos son los verbos más importantes en nuestro vocabulario, ya que no debemos olvidar cual debe ser la clave en esta vida: Entretenerse. Ya habrá tiempo para morirse de asco. “Cuidado con los vicios”. Exacto, que ni se te pase por la cabeza el no tenerlos.

Posdata: Dudas existenciales y dolor de traquea.