8- COMPLEMENTARIEDAD

Hace poco tuve la oportunidad de experimentar en mis propias carnes lo que viene a ser una "farra completa". Y creo que entendí por qué, a la gente habitual a este tipo de noches, les molesta que los demás llamemos farra a volver a casa a las cinco o a las seis de la mañana. Aquel día conocí el infierno, el purgatorio y el cielo. Llamaremos infierno al Komplot, conocido bar al que, la gente que no suele ir nunca, lo suele tachar de antro y de punto de encuentro de gente con no muy buena reputación. Yo siempre que he ido me lo he pasado bien y, el otro día en particular, conocí a un tipo entrañable. Se llamaba Antonio Gladis, aunque me dijo que se le conocía más por sus motes: el químico, dromedario, druida y hache (no precisamente en honor a Horatio el de C.S.I). Me inspiró tanta confianza el tipo en cuestión que, desde la mas absoluta heterosexualidad, le dije: “Soy todo tuyo”. Cerraron el Komplot y, como si tuviéramos alergia a los rayos del sol, no tardamos ni treinta segundos en entrar a un "turco". Si, un "kebab" que esta a unos cinco minutos del Komplot (si no vas corriendo), donde la gente no va precisamente a disfrutar de un dürum de ternera. Es un sitio muy surrealista. Los amables trabajadores del local, acostumbrados a cortar finísimas rebanadas de exquisita  carne, se transforman en camareros verdaderamente competentes y el encargado de la limpieza ejerce de Dj hasta altísimas horas. Es un lugar donde, sorprendentemente, el olor (bastante fuerte) a comida no te impide disfrutar de una copa mientras algún desconocido te cuenta que todo lo que se dice sobre la heroína es mentira, que no es tan mala. Se podría decir que ese fue mi purgatorio, ya que yo sí me comí un dürum y me arrepentí de mis pecados. Hacia las nueve y media observe que Antonio se tambaleaba de forma mas espasmódica de lo normal y que ni podía apurar su gin-tonic. Me despedí de él desde fuera de la ambulancia. Espero volver a verle, la verdad. Mi cielo llegó cuando, tras mezclar salados y dulces, me metí en la cama. En mi oraciones pre-adormecimiento le pedí a Dios que me dejase descansar eternamente.

Posdata: Dejad de llamar resaca a la conciencia.